viernes, 24 de enero de 2014

Emprendimiento o PYME

Si bien los emprededores cada vez se reconocen e identifican más bajo ese nombre, algunas veces las diferencias entre los emprendimientos y las pequeñas y medianas empresas (pymes) quedan veladas, superponiendo características y homologando dos términos y procesos bien distintos.

La primera diferencia que podemos encontrar y que nos servirá para reconocer si estamos ante una pyme o un emprendimiento es su forma de crecimiento. Mientras que las pymes buscan ganar dinero desde un principio, las startups están pensadas con objetivos financieros a largo plazo, debido a que se fundamentan en la escala y el crecimiento de sus ventas.

La pyme suele crecer a base de ingresos de capital ya sea por ventas o nuevos negocios. Posee un crecimiento lineal y hasta cierto punto previsible. La empresa responde a este impulso de dinero rápidamente, tanto en ingresos, flujo de caja o empleos de manera positiva.

En cambio, un emprendimiento siempre comienza perdiendo dinero, arranca con una gran inversión de terceros en base a una idea —un proyecto— que, de resultar exitosa, alcanza un crecimiento exponencial. Uno de los primeros logros de un emprendedor no es generar un negocio exitoso, sino conseguir el apoyo financiero necesario para iniciar su proyecto.

Esta inversión inicial también es una diferencia que se marca entre las pymes y los emprendimientos. La pyme suele nacer como un negocio familiar, casi sin impulso externo, en base a un crédito bancario o a una inversión de tipo personal. Totalmente opuesto es el escenario de inicio de una startups donde, como ya mencionamos, los inversores externos tienen un papel fundamental.

Otro punto importante para diferenciar ambos modelos de negocio es su posición frente a la innovación. En la mayoría de los casos, para poner en marcha una pyme no hace falta la innovación. Las pymes, por lo general, cubren una necesidad existente, mientras que pocas veces —y esto es un diferencial con respecto a los emprendimientos— crean una necesidad. Y es por ello que, en el caso de un empredimiento, innovación es la palabra clave. Para las startup, la innovación es una ventaja competitiva, en tanto que para las pequeñas y medianas empresas convencionales la innovación puede generar mejoras en los costos y tiempos pero no son reflejados directamente como un potencial en el mercado.

Otro punto importante son los riesgos que corren cada una. Los emprendimientos suelen estar asociados a apuestas a “todo o nada”, por lo cual la posibilidad de sobrevivir ante un fracaso es menor a la de una pyme. Según explica Carlos Barranco, licenciado en Ciencias de la Administración y en Ciencias del Trabajo, la idea de la evolución natural de una startup es que debe crecer hasta dominar un nicho de mercado, y ser adquirida o en caso contrario simplemente cerrarse. Por el contrario, el desarrollo de una pyme suele ser más extenso en el tiempo y con curvas más moderadas de crecimiento.

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